La etiqueta limpia, mucho más que un movimiento

15.02.2017 – CATERNEWS

La muerte prematura de Joan Contijoch, último presidente de la desaparecida Caja de Manlleu junto con todo el resto fruto de una maniobra del gobierno (tema para otro día) y empresario entusiasta me ha dejado un profundo vacío. Buen amigo, persona culta y mejor persona deja un legado con una empresa de artes gráficas especializada en la impresión de etiquetas nutricionales para marcas de primer nivel en el sector alimentos y bebidas.

Estamos en unos momentos de auge económico, nos lo recuerdan por todas partes pero cuidado que este movimiento nos puede llevar a relajarnos y no seguir mejorando. Debemos estar atentos ante titulares como éste de que se está imponiendo la etiqueta limpia, es muy peligroso limitamos a seguir la tendencia como que no va con nosotros y analizar más a fondo realmente que hay detrás de ello.

El verdadero movimiento es el cambio incesante hacia la transparencia y en dirección a lo que muchos llaman “clean lavel“. En el mundo de la alimentación, una etiqueta limpia se centra en tener un menor número de ingredientes y que son muy claros acerca de sus orígenes. Sin embargo, “limpia” es un cajón de sastre para una lista que con el tiempo será mucho más amplia y creciente de demandas sobre los impactos humanos y del planeta de todos los productos y servicios.

La transparencia impulsada por la tecnología sobre los productos y sus cadenas de suministros junto con los llamados Millennials que están exigiendo regularmente el buen funcionamiento de las empresas que compran y trabajan son las fuerzas que nos empujan en un futuro cercano a avanzar sobre la etiqueta limpia.

En Alemania, McDonald está experimentando con la venta de una hamburguesa hecha con carne orgánica. Subway acaba de unirse a una creciente lista de empresas que se comprometen a comprar principalmente carne libre de antibióticos. ¿Por qué las grandes y principales empresas de alimentos están en el moviendo hacia los ingredientes más naturales?

Claramente, hay una tendencia general hacia la salud y el bienestar, pero eso no sólo se centra en la alimentación, la comunidad financiera también se ha dado cuenta de las nuevas demandas de los Millennials y el dinero que se puede hacer apelando a sus aspiraciones más grandes. Audrey Choi de Morgan Stanley presentó recientemente una investigación que por casualidad vino a mis manos y que a mi entender encontré fascinante sobre las nuevas actitudes de los futuros inversores, prestando una especial atención a los Millennials.

Esta última generación de trabajadores y padres, de acuerdo con la investigación de Morgan Stanley, son dos veces más propensos a “revisar el producto  y el envase para garantizar la sostenibilidad “ en la busca de una marca con sus credenciales de sostenibilidad, o poner su dinero en fondos de inversión que se dirigen a los resultados de sostenibilidad. En definitiva nos marcan el camino hacia productos cada vez más respetuosos con el ser humano y su entorno, nos indican la dirección que nuestros negocios deben coger para seguir siendo válidos en el cercado, todos debemos tenerlo en cuenta o nos apearán del camino porque realizar las cosas como hemos hecho siempre quizás ya no vale y debemos sensibilizarnos antes que tarde de que estamos enfrente de un consumidor cada vez mejor informado.

La verdadera revolución en las próximas décadas vendrá de este cambio de paradigma que pone en manos de los consumidores valores que aparte de parecer sostenibles deberemos garantizar y asegurarnos que nuestros colaboradores más cercanos suman junto a nosotros y que de una vez por todas aquello que llamamos cadena de valor significa algo más que valor económico, significa honestidad en producto y servicio, sin ello poco futuro nos espera.

Pero los consumidores del Milenio no son los únicos que impulsan la transparencia. Todas las generaciones tienen acceso a más tecnología y las empresas están elevando el listón de lo que esperan de sus cadenas de suministro, un mundo cada vez más exigente que nos obliga a estar atentos, quién se despiste probablemente no encuentre su espacio cuando se dé cuenta porque otro lo habrá ocupado en su lugar, las empresas que vean y entienden que este es el camino tienen garantizado su futuro.

Francesc Altarriba

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