El pan no es patrimonio del panadero

11.12.2015 – CATERNEWS

Estética, tendencia, innovación y excelencia. Todos estos conceptos y muchas más palabras podrían cobijarse y definir una pionera asociación creada en aras a potenciar la cultura del pan y el servicio de calidad al comensal o a cualquier persona que de este producto desee gozar, desde el punto de vista gastronómico pero también desde la base, el mundo del panadero y su negocio.

Este verano, después de meses haciendo cursos y actividades para dar forma al nuevo rol y al entorno pannier, que cabe recordar que es el experto en pan, nacía de manera discreta pero decidida, la primera Asociación de Panniers.

El objetivo: reunir a todos, profesionales y amateurs, que desearan contribuir a hacer del pan un producto de valor en mesa, en boca y que «atacara» con gusto, todos los sentidos humanos. La introducción del pannier en el entorno de la gastronomía y, en menor grado, de la panadería, tras su creación hace ya unos años, tuvo unas fases de implantación que rápidamente se vieron recompensadas con un hueco y un eco en medios de comunicación, eventos relacionados con el sector, escuelas, ferias, universidades… iniciándose así una fase de formación de expertos. Pasado un tiempo, reunir a cuantos lo desearan bajo un mismo interés y meta, y seguir a través de esta vía innovando y formando, se consideró como una fórmula de éxito acertada. Por fin empezaba a hablarse de pan si basarlo todo en el panadero.

Y así ha sido. Sin superarse el trimestre, la asociación cuenta ya con más trescientos integrantes que pueden participar y opinar de forma bilateral, para agrandar la labor de ‘cuidado’ del pan. Todos reciben información periódica como sobre como innovar, un calendario de cursos sobre temáticas distintas, maneras de mejorar presentaciones… En definitiva, conseguir un foro público, variopinto en cuanto a profesionales, interesados y sectores afines, para seguir opinando, aumentando el grupo y, especialmente, prestigiando el pan, ese alimento que todo el mundo conoce, pero que no todos pueden gozar en óptimas condiciones si no se cumplen unas premisas que, desde el agricultor al consumidor final, tienen que darse con constancia y equilibrio.

Me reconforta profundamente que, una asociación salida de la nada, y un rol que el sector demandaba, estaba allí latente, pero nadie le ponía labor, se haya implementado con seguridad y rapidez en un tiempo breve. Ahora, para los que amamos el mundo del pan, sólo cabe desear que, como la viralidad a las redes sociales, y siendo humildes teniendo en cuenta que hablamos de un sector especializado e incluso cerrado, poco a poco los mensajes y validez de la asociación vayan extendiéndose como una gota de aceite en el agua, marcando tendencia y convirtiéndose, muy pronto, en una necesidad para los que nos movemos y vivimos del sector… O no, dado que un profesional en pan ya puede serlo sin ser el propio panadero

Francesc Altarriba

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