Un cambio social transformador

Apreciados compañeros de camino en este entorno tan poco favorable a las personas emprendedoras.

Parece que la Covid19 está poniendo en la superficie todas las inoperancias del sistema y permite que todos veamos claramente la gran diferencia entre dos partes de la sociedad.

Por un lado, tenemos todos aquellos que viven y están dentro del sistema, defendemos los que forman parte del área pública.  Funcionarios, políticos, jubilados, etc. Son personas que realmente su aportación en las arcas de lo común es nula, sus ingresos provienen del estado y sobre este dinero pagan sus impuestos. Con lo cual son contribuyentes neutros que no aportan ni generan riqueza adicional. Todo lo que pagan de impuestos el mismo estado anteriormente se lo ha retribuido en forma de salarios o pensiones.

En el otro lado estamos todos aquellos que nos movemos en el área privada, una denominación muy clara que nos indica que no formamos parte de su colectivo. Ellos como sector público mandan y los súbditos del sector privado obedecen y pagan impuestos como ocurría en la edad media y así con diferentes nombres en todas las épocas pasadas.

Es el momento de decir basta, más cuando han dejado tirado sin ninguna contemplación a miles de familias del sector de la hostelería, servicios, de la cultura, etc.

Cuando hablamos de empresas nos referimos a todos los que componen las empresas: claramente los accionistas, los empresarios y los trabajadores. Todos ellos forman parte del mundo de la empresa que junto con los autónomos son los únicos que cotizan y aportan realmente importe neto a las arcas públicas.

Es muy importante, ahora, en estos momentos no buscar respuestas, charlatanes dispuestos a justificar, manipular y despistar los hay por doquier. El sector público se nutre de ellos porque es de lo que viven. Es el momento de encontrar las preguntas transformadoras para la sociedad y nuestros negocios, las preguntas adecuadas para adaptarnos al momento de cambio que vivimos, y para ello debemos ser humildes, analizar bien e intentar dar con esa pregunta que nos puede llevar a resolver la situación lo mejor posible o lo menos traumática.

De siempre el poder ha intentado que los empresarios y los trabajadores tengan intereses diferentes, con ello el enemigo siempre es el otro. Pero no es cierto, estamos en el mismo lado y ahora con estos cierres lo hemos visto. El sector llamado público nos ha dejado a toda la masa salarial privada con ERTES cobrando el 70% de la base de cotización, con cero ingresos a los autónomos y aparte las empresas con todos los impuestos y gastos de estructura intactos. Una verdadera vergüenza que no debemos olvidar nunca, y tenemos la obligación de preguntarnos porque hemos llegado a esto. No hay cobertura social real para la parte que llaman privada, sólo para la mal llamada pública.

Hay que dar con la pregunta que nos lleva a la gran respuesta, un cambio social transformador: que sean las personas el centro y no las instituciones.

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